Subscribe News Feed Subscribe Comments

El trabajo de sonreír


¡Cuánto apreciamos todos la sonrisa amable de las personas y cuántas veces nos resistimos a sonreír! Resulta un tanto enigmático que gustándonos tanto el que nos atiendan con una sonrisa seamos tan roñosos a veces para sonreír a quienes solicitan nuestra atención. Los medios de comunicación presenan de ordinario rostros violentos, airados o doloridos que nos conmueven, y cuando ponen ante nuestros ojos caras sonrientes tendems a menudo a considerarlas falsas y forzadas - " de circunstancias ", decimos- porque pensamos que con su talante amable buscan el propio interés o simplemente la eficacia. De modo semejante, nos parece increíble que alguien puede acogernos con una sonrisa afectuosa aun sin conocernos y, sin embargo, todos tenemos la maravillosa experiencia de quella sonrisa a primera hroa de la mañanaque logró cambiar nuestro día.

Es una pena minusvalorar la sonrisa, pues es uno de los rasgos más típicos del ser humano. Wittgenstein -para muchos el fiósofo más profundo del siglo XX- anotaba incidentalmente en un oscuro pasaje de las Philosophical Investigations que "una boca sonriente sonríe solo en un rostro humano". Con estas palabras afirma que para sonreír hace falta un rostro humano que otorgue significado a la sonrisa, pero quizá sugiere también que un rostro es plenamente humano cuando sonríe. Todo ser humano es capaz de reír. Tomarse el trabajo de sonreír es un modo aparentemente sencillo en el que cada uno puede hacer un poco más humano este mundo nuestro y hacer así también más humana su propia vida.

La sonrisa es siempre muy agradecida. Quien sonríe cosecha muchas veces la sonrisa y el afecto de los demás. Es muy conocida aquella afirmación de William James, uno de los fundadores de la psicología contemporánea, de que no lloramos porque estamos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos. Me parece que algo semejante puede decirse de la sonrisa. De hecho, cuando me encuentro con personas que sufran por sus dificultades de comunicación con los demás, suelo invitarles a que se empeñen en sonreír a quienes tienen a su areedor porque -les digo- no sonreímos porque estamos contentos, sino que más bien estamos contentos porque sonreímos. No importa que en un primer momento la sonrisa sea forzada o parezca artificiosa, pues con su repetida práctica va calando por dentro hasta que alega el corazón.




Jaime Nubiola: en La Gaceta de los Negocios.



Me encanta este artículo.
Espero que os haga pensar.


=)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi también me gusta este artículo, y me ha hecho pensar, me ha hecho pensar demasiado diría yo...

Publicar un comentario

 
Listen to your heart | TNB